Luego de una extensa jornada judicial de nueve horas, la audiencia contra Álvaro Uribe dejó más sombras que luces. Para la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal, el país fue testigo de una actuación que bordea el teatro político más que la justicia imparcial. Las inconsistencias, la exaltación de testigos cuestionables y la parcialidad evidente de la juez, ponen en entredicho no solo el proceso contra el expresidente, sino la credibilidad misma de nuestras instituciones.

Cabal, realizó, un análisis profundo y valiente: cuestionó el uso de pruebas viciadas, el tratamiento sesgado de los testimonios y la manera como se intentó victimizar a ciertos personajes para alimentar una narrativa conveniente a sectores ideologizados.  «La juez no ocultó su simpatía por Iván Cepeda, a quien se refirió con una condescendencia impropia de quien debe actuar con neutralidad. Incluso respaldó sin reservas sus visitas a cárceles, pese a los cuestionamientos que pesan sobre ese proceder. Resulta alarmante que se acuda a jurisprudencia de la Corte para desdibujar el secreto profesional entre abogado y cliente, mientras se legitiman testigos de parte de las supuestas víctimas y se descartan sin mayor análisis los del presidente Uribe.»

Alertó, además, sobre el peligro de relativizar derechos fundamentales como el secreto profesional entre abogado y cliente, mientras se le dan tribunas a enemigos políticos del uribismo. 

En sus palabras se refleja una certeza: este juicio no es jurídico, es político. Y en medio de ese escenario, ella vuelve a alzar la voz por millones de colombianos que creen en Uribe, que reconocen sus obras y que saben que detrás de este proceso hay una estrategia para callar al uribismo.

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